Laboratorio de periodismo sobre economía y Agenda 2030

¡Horror! Mi móvil es antiguo

Consumismo, una cuestión social.

JULIA ESTEVE GÓMEZ

Eso piensan algunos, que es antiguo y le faltan muchas cosas imprescindibles porque además de tener ¡más de tres años! es corriente y moliente, de los de no llega a 100 euros. 

Pues… funciona estupendamente. Y que cumpla muchos más.

¿Cómo puedo conformarme con tan poco habiendo tantas maravillas telefoniles en las tiendas?, me dicen los rutilantes modelos en los anuncios.

Tampoco me he comprado televisión. Hará un año sustituí la “de culo” que era parte del mobiliario de mi casa de alquiler, por una más moderna que heredé. No es un smartTV, ¡ni siquiera tiene una triste conexioncilla a Internet! ¡Nada! La tele monda y lironda. 

Su definición de imagen es estupenda, al igual que su sonido.

¿Hace falta comprarse los nuevos modelos de todo?

¿Hay que tirar aparatos que funcionan?

¿Por qué creemos todo lo que nos dicen la tele, los vecinos… que necesitamos?

Esta práctica de compra compulsiva tiene nombre. Se llama consumismo.

Según la Enciclopedia económica, “el consumismo trata de un fenómeno cultural que impulsa la compra de bienes o servicios para satisfacer necesidades personales”. Destacan que “el modelo consumista incita a los consumidores a desear algún bien o servicio, muy por encima de sus necesidades de satisfacción. De hecho, se emplean estrategias como la publicidad para dar a conocer distintos productos”.

Nadie escapa a él porque, según nos detallan en este artículo, hay grados, desde ocasional hasta compulsivo. También nos avisan de los métodos utilizados por las compañías o comercios, demanda artificial, publicidad… así como de las consecuencias tanto personales como medioambientales que acarrea este comportamiento.

Por último, nos dan algunos ejemplos de consumismo, el primero de los cuales es precisamente éste: “El lanzamiento constante de dispositivos móviles como smartphone, incita a las personas a adquirir estos productos”.

Todo esto me preocupa, así que hace falta de verdad tener el cerebro en alerta, pensar y escucharle a él, antes que a ningún empleado de medios de comunicación.

Imaginemos una historia en la cual todos los cacharros zombis salen del cementerio de cacharros y vienen a vengarse por haberlos abandonado en la flor de la vida.

Quizá esa sea una buena ayuda para desentumecer la cabecita pensante, mientras damos un paseo por la naturaleza en lugar de ir a comprar el móvil de última generación.

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