Laboratorio de periodismo sobre economía y Agenda 2030

Periodismo y mundo laboral: demasiada teoría pero poca práctica y trabajo

La precariedad laboral acompaña el ejercicio de la profesión periodística, especialmente si eres freelance.

ROCÍO FUENTES RODRÍGUEZ

La precariedad laboral es un concepto que ha existido en todas las generaciones, en todas las épocas. Las dificultades para encontrar trabajo siempre están ahí, pero hoy en día se hace mucho más difícil cuando piden años imposibles de experiencia, mientras intentas buscar tu primer trabajo a los veinte años. Las agencias y las empresas periodísticas quieren a gente joven, pero con una práctica que las universidades públicas no ofrecen. 

Como becaria que soy, encontrar trabajo de lo que me gusta es una tarea casi imposible. Algún que otro amigo mío, que ya ha encontrado su puesto en la radio musical, me contó que los becarios en los periódicos ni cobran, ni les dejan firmar sus artículos. Con él y con otros compañeros he aprendido que, si no buscamos nuestras propias salidas, no obtenemos experiencia. Varias pequeñas revistas digitales han surgido gracias a pequeños proyectos, llenos de artículos de periodistas con un gran futuro. Pequeñas radios universitarias o podcasts son creados por la misma razón. Porque cualquier cosa que llene el CV, vale. 

Otro problema muy notorio es la falta de iniciativa de los medios. Los medios locales son más abiertos y aceptan a gente joven que dé un nuevo aire a su contenido, pero medios como Cadena Ser, El País… son reacios a ellos. Sin mencionar las productoras de televisión. Los becarios van directos a producción, cuando muchos desean ponerse delante de la cámara, no detrás. Es cierto que para llegar tan lejos, hay que trabajar duro y sacar las castañas del fuego. Las oportunidades existen, pero suelen ser con cuentagotas. Por ello, una amiga mía, periodista de Telemadrid, me dijo: “Tú acepta todo lo que te propongan. Si hay que estar a las 16:00 de la tarde en la puerta del Congreso de los diputados, ve. Si necesitan un artículo a última hora, hazlo”. Las prácticas universitarias escasean y solo ofrecen el último año de carrera como prácticas totales en alguna empresa, mientras no hay que dejar de buscar oportunidades. 

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, denunció la cruda realidad de los periodistas españoles en 2021: “la precariedad y la falta de oportunidades laborales suponen la ‘principal amenaza’ para un periodismo de calidad”. Además, declaró que pretende renovar los derechos sociales de los periodistas. Todo ello afecta a la calidad del periodismo, a una información poco digna, honesta y crítica. Sobre todo con el incremento de las fake news. “No podemos ignorar la precariedad y la falta de oportunidades laborales de muchos jóvenes periodistas”, añadió la ministra. “Porque no hay nada que ponga más en riesgo este servicio público que un periodista con miedo a que no se le renueve su contrato, uno al que los precios de miseria por cada pieza le impidan llegar a fin de mes, o uno al que puedan dejar en la calle tras años siendo un falso autónomo”. Esos derechos son los que se necesitan para que, en vez de poner “agencias” como autor de un artículo, se ponga el nombre del autor, del becario con excesivas horas de prácticas en tan poco tiempo. 

Varios periodistas importantes han recalcado la situación trágica y desastrosa que viven los periodistas freelance. Dependiendo de cuántas palabras tenga su artículo, recibirán un salario u otro. Cada palabra tiene un precio. Por ejemplo, en España, los freelancers cobran 0,06 céntimos por palabra, como máximo. Por lo tanto, un artículo de 300 palabras son 18 euros, y de 1000 palabras son 250 euros. Eso por no mencionar las jornadas y horas intensas de trabajo. Alfonso Bauluz, corresponsal de guerra, explicaba en una entrevista para Jot Down el peligro que supone esta precariedad laboral, no solo para freelance y becarios, sino para los periodistas profesionales en grandes medios, y sobre todo, para los corresponsales. “La precariedad laboral de los periodistas es atroz. Personas con una vulnerabilidad profesional porque su empleo peligra es el peor caldo de cultivo para un periodista, donde no se valora su trabajo porque no se remunera y donde además la seguridad en el empleo puede depender de un cambio de gobierno, que es lo que significa que la fuente principal de ingresos de un medio sean las campañas institucionales”. 

No solo los cambios de gobierno pueden suponer el despido a periodistas de sus medios o influir en sus salarios, sino la misma inversión publicitaria. Estos dos últimos años la inversión publicitaria ha caído en picado y quienes más la sufren son los periódicos, sobre todo por la falta de consumo de información. Aunque la televisión pública ha perdido mucho dinero por el surgimiento de las televisiones privadas, los periódicos llevan experimentando está pérdida desde el principio, con la precariedad que esto conlleva. A pesar de que quieran recuperar ganancias con suscripciones en sus formatos físicos, las condiciones son casi las mismas si no hay mucha gente que lo consuma.

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