Laboratorio de periodismo sobre economía y Agenda 2030

Libros y economía: ¿buen tándem?

Examinamos el devenir de los libros como industria cultural.

JULIA ESTEVE GÓMEZ

A mediados del siglo XX, Theodor Adorno y Max Horkeheimer desarrollaron el concepto de industria cultural. La sociedad ya estaba encaminada hacia un cambio en este sentido, precursor de lo que más adelante vendría a denominarse “cultura de masas”. 

La industria cultural abarca todos los ámbitos de la cultura además de la edición. Los libros serán los protagonistas de este artículo. Su trayectoria desde que la tradición oral dio paso a su expansión gracias a la imprenta, hasta la universalidad de toda clase de formas de edición y posterior venta de libros es de sobra conocida; quizá no lo es tanto el devenir del libro dentro de una industria, convertido en ella inevitablemente, en beneficio de autores y lectores. Unos y otros forman parte de un despliegue de medios económicos y humanos, tanto de pequeñas editoras amantes de la lectura y la escritura, como grandes empresas editoriales que están más cerca del tratamiento mercantil. 

Lo mismo ocurre con las librerías, libreras con amor por su profesión, que mantienen su negocio a duras penas, y grandes cadenas de tiendas donde “el romanticismo librero” queda más lejos de su idea de negocio.Aún quedan muchas librerías que resisten gracias al amor a los libros. En muchos casos, cada vez más, éstas crean comunidad, dando como resultado lugares de referencia cultural donde se realizan actividades y eventos, como presentaciones de libros o clubes de lectura. En el lado menos romántico están las grandes cadenas, más mercantilizadas. 

En las primeras, podrás encontrar lo que buscas por minoritario o antiguo que sea. En las otras irás a por el último bestseller. Las dos conviven y ayudan a la continuidad de las ventas del libro impreso. Eso está bien, siempre que el grande no se coma al chico, cosa que en este momento es complicada a nivel general. No debemos olvidar las ventas por Internet, con algún coloso que puede fagocitar a grandes y pequeñas empresas físicas.

Con las editoriales tenemos el mismo panorama, por un lado se crean sellos independientes en los que se antepone la calidad a las grandes ventas, y por otro las grandes editoriales, cuya visión es ante todo comercial.

Libros y economía, asociación inevitable para formar parte de una industria cultural que, aunque minoritaria, parece que goza de buena salud.

Según datos de la Federación de Gremios de Editores de España, en la década de 2010 a 2019, el número de agentes editoriales privados fue a la baja, con una diferencia entre el primer año y el último de 130 editores menos. Lo mismo les ha ocurrido a los agentes editoriales públicos, aunque con una diferencia mayor, 224 editoriales menos.

En cambio, los títulos vivos en catálogo han aumentado considerablemente y se editan menos ejemplares de bolsillo y también en total la tirada de ejemplares por título. El precio medio del libro aumentó progresivamente desde los 12,67 euros de 2010 hasta situarse en 14,15 euros en 2019. En 2020 aumentó la compra de libros.

Atendiendo a los datos que aporta el Informe de resultados Hábitos de lectura y compra de libros en España en 2020, durante 2020 aumentó el número de personas que afirmaron haber comprado solo libros no de texto. Por el contrario, descendieron los compradores de libros tanto de texto como no de texto.

Respecto del año anterior, aumentó el ratio de compradores en ambos sexos y entre los entrevistados de 35 a 64 años. Un 51,7% de los entrevistados compraron libros que no fuesen de texto.

Según este estudio, la librería tradicional continuaba siendo el principal canal de compra de libros no de texto. A continuación se situaba Internet, que aumentó significativamente como canal de compra en 2020. Las compras de libros no de texto realizadas a través de Internet siguen creciendo, alcanzando el 24,6% en 2020 (última compra). Por el contrario, las cadenas de librerías descienden.

Además, se observa una clara preferencia por la compra de los libros en papel, tanto en formato tradicional (56,9%) como en formato de bolsillo (34,8%). Sólo un 8,3% de lectores y lectoras compraron el último libro en formato digital.

En el programa La Cultureta de Onda Cero, emitido en octubre de 2022, nos dan una buena noticia: en 2022 en España la editorial es la industria cultural más potente. Factura unos 2.500 millones de euros al año, por encima del cine y otras.

Según el Mapa de Librerías de España 2022, elaborado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), en España hay un total de 2.977 librerías.

Las ferias del libro son una porción importante del pastel editorial, un espacio de encuentro para los protagonistas y demás elenco de actores (libreros, editoras, agentes, etc.) para promoción y venta de ejemplares, entre otras actividades relacionadas con esta parcela cultural.

Las ferias son una fiesta para los lectores en general y una gran fiesta para las personas  adictas a los libros. Como amante de los libros y la lectura hay que olvidar que todo es negocio y disfrutar esos días. 

Se trata de un punto de encuentro entre autores, editoras, libreros… y lectores. Los escritores se muestran, se asoman a la ventana de las oportunidades para promocionar sus obras y darse a conocer a sus lectores mediante, por ejemplo, firmas de ejemplares.

Pero… ¿qué autores tienen de verdad esa ventana disponible? Parece que las firmas de libros solo son para algunos. Mercedes Pinto, en su artículo “Autores independientes en ferias del libro: los grandes olvidados”, relata su experiencia como lectora (desde fuera) y como autora en la Feria de Málaga: Pinto observa a los escritores de éxito recibiendo un “baño de masas” y a los menos conocidos “mirando al vacío”, “como mosquitos insignificantes”. Además, añade que, en sus visitas a diferentes ferias como lectora, le quedó una sensación agridulce de alegría por el homenaje a los libros y de tristeza por el ambiente de exhibición de autores como si de una exposición se tratase.

Algo similar relata este artículo de El Confidencial, que denuncia la situación de los editores independientes en la Feria del Libro de Madrid, donde el Ayuntamiento no les deja participar. Sergio Mejías, director de Bubok, nos explica que llevan años intentándolo sin éxito. Siempre reciben excusas. “Hay una práctica mafiosa, no permiten que vaya nadie que no sean sus amigos”.

Bonito este negocio librero, dentro del cual, como casi todos los ámbitos del mundo económico, hay que cuidar a los pequeños, a los que no tienen a un papá todopoderoso detrás, que escriben, publican y venden por amor a su oficio.

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