Laboratorio de periodismo sobre economía y Agenda 2030

Una economía reformada contra el día cero

La rápida industrialización ha ocasionado un alarmante decrecimiento en nuestros recursos naturales. Hoy sabemos que el día cero se aproxima, por lo que nuestra implicación es clave para controlarlo.

ANDREA ORDUÑA MARTÍNEZ

El constante crecimiento demográfico ha permitido un avance tecnológico increíble, pero este crecimiento también nos hace culpables del desequilibrio medioambiental, económico y social. Nuestra realidad es imperiosa al cambio. El alimento continuo al capitalismo ha permitido explotar lo agotable como si se tratase de un recurso infinito. Por eso, el control de este latente caos depende de nuestro consumo, del eficiente manejo de nuestra economía, y de lineamientos que permitirán la vida a futuras generaciones.

Nuestro mayor rival es el tiempo. Dentro de esta brecha hemos logrado mezclar la economía por diversas ramas y fuentes de estudio La economía social y solidaria ha dado un nuevo matiz a la visión del desarrollo económico, permitiendo cohesión social, transparencia económica, innovación y consciencia colectiva. De esta manera, el desarrollo sostenible se vuelve una constante dentro de su uso, siendo revitalizante e inclusiva.

La economía también puede ser socialmente sostenible

Dentro de nuestro sistema económico capitalista podemos emancipar nuestra construcción socioeconómica con el desarrollo sostenible de una economía reformada. Una economía que sea sustentable, sostenible y socialmente responsable. Para vincularnos con ello, debemos abordar nuestro consumo. Este comienza desde que despertamos hasta que dormimos, y aun así estamos consumiendo, es decir, es constante, creciente y en ocasiones imparable. 

El cooperativismo es un método de la economía social que logra beneficiar de manera circular y solidaria a la sociedad. Por ejemplo, un supermercado cooperativista beneficia tanto a las personas consumidoras como a las productoras. El cooperativismo antepone el beneficio social y ambiental, en el que la ganancia circula para todos y todas. El productor hace trabajar su cultivo de manera responsable y sustentable, y el consumidor adquiere productos de buena calidad y amigables con el ambiente, a la vez que apoya la economía de los productores, desarrollando un consumo sostenible y responsable. 

La producción debe de ser eco-suficiente

Uno de los factores que inciden dentro del marco del consumo excesivo es la gran oferta de productos en el mercado. La excesiva producción de bienes ha creado un consumo poco responsable, dada la escasa materia prima para solventar la producción y la alta demanda de productos. Estos son fabricados por diferentes empresas que no tienen entre sus objetivos normativos el desarrollar una producción eco-suficiente y responsable, lo que provoca efectos negativos a los medios de producción, al tener mayor exigencia de materia prima para fabricarlos, y generar actividad económica recurrente. Se evita la responsabilidad de producir lo necesario para el consumo responsable, y de crear una producción ecológica que sea sostenible y suficiente.

Estas alternativas eficientes pueden incrementar el compromiso social por el medio ambiente y el equilibrio socioeconómico, y ser un agente de cambio para la creación de sostenibilidad, apartándose de la economía convencional.

En ocasiones, la sociedad queda aparcada en una idea de que las futuras generaciones tendrán la suficiente tecnología para el cambio que estamos buscando de manera urgente. La construcción de nuevos métodos de empleo de la economía iniciará una revolución en contra de la crisis climática. La cumbre del caos se verá despejada por la conciencia social, el apoyo a economías circulares, y la transición solidaria de las economías en expansión negativa causantes de la crisis medioambiental.

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