Laboratorio de periodismo sobre economía y Agenda 2030

El impacto de la COVID-19 en África

¿Qué consecuencias y alcance ha tenido la pandemia en África? El continente africano es uno de los grandes olvidados en la crisis de la covid-19. Analizamos su impacto en diversos ámbitos.

Elena Hernández

La llegada de la covid-19 en sus comienzos parecía ofrecer una incidencia relativamente baja en África respecto de otras regiones del mundo. No obstante, la falta de información fiable debido a la escasez de instituciones desarrolladas capaces de gestionar la pandemia puede incidir en este hecho. Tanto es así, que no es casual que los países que han confirmado un mayor número de infecciones sean los países más ricos del continente, como Sudáfrica, Egipto, Marruecos o Argelia. El alcance total de la pandemia seguirá siendo incierto del todo, pues la precisión de recopilación de datos varía considerablemente. Aun así, las consecuencias derivadas han sido catastróficas, puesto que ya contaban con limitaciones estructurales tanto en el sector de la salud como en la economía y la sociedad.

Según la OCDE, la crisis afectará al crecimiento de África con un impacto significativo en el bienestar y las personas que viven en la pobreza. Estima que casi 30 millones de personas más podrían caer en la pobreza y que el número de personas con inseguridad alimentaria aguda podría aumentar significativamente. Según esta organización, África es la región menos preparada del mundo para gestionar los impactos de la pandemia

Con el fin de frenar la expansión del virus, se han tenido que llevar a cabo una serie de medidas para restringir la movilidad, entre ellas el cierre de instituciones educativas, la suspensión de vuelos, el cierre perimetral de ciudades, etc. En general, una restricción al movimiento de la población que ha tenido consecuencias económicas y sociales en todos los lugares del mundo, pero muy diferentes en los países africanos en comparación con Occidente.

En términos generales, antes de la pandemia el continente ya había experimentado una desaceleración del crecimiento y un estancamiento de la reducción de la pobreza. Ahora, África enfrenta riesgos que podrían perjudicar gravemente los sistemas de salud y destruir los medios de vida; se enfrentan a una crisis económica y de salud sin precedentes.

Economía

Los efectos económicos, sin duda, son los peores desde la crisis financiera mundial de 2008. Las proyecciones económicas para gran parte de los países africanos eran muy favorables antes de la llegada de la covid-19, sobre todo en los sectores turísticos; ante la llegada de la pandemia esta situación ha cambiado. En gran parte de la región, caracterizada por frentes políticos inestables y débiles, las respuestas para amortiguar la pérdida de ingresos y los puestos de trabajo han sido pésimas.

El trabajo informal en África ha representado un gran desafío ante la llegada de la pandemia. La mano de obra informal es la más perjudicada debido a las condiciones laborales en las que trabajan. La mayoría del empleo en África, estimado en un 86%, se trata de trabajo informal. Esto tiene varias consecuencias, como la incapacidad de ir a trabajar por el bloqueo de comerciantes o minoristas que se ven obligados a echar el cierre de sus negocios. En el caso de quienes han ido a trabajar, las malas condiciones de vida en el trabajo hacen que muchos no hayan podido tomar las precauciones necesarias recomendadas por las autoridades sanitarias, como el distanciamiento o el aislamiento. Ante este hecho, los trabajadores informales están más expuestos a las consecuencias de la crisis sanitaria y económica, y la ausencia de instituciones que regulen la situación puede tener graves consecuencias para los segmentos más vulnerables de la población.

Sociedad

Otro aspecto, quizá de los más dañados durante la pandemia, ha sido la educación. La respuesta que se ha dado al cierre de los centros educativos mediante el aprendizaje online en muchos países africanos no ha sido posible, ya que el uso de las tecnologías de la información y la comunicación no está desarrollado en gran parte del continente.

A su vez, esto está altamente relacionado con el impacto social que sufren los grupos vulnerables, en especial el de las niñas para este caso. En las familias tradicionales de gran parte de África, es preferible que las niñas se dediquen a los cuidados en lugar de a los estudios, y con la llegada de la pandemia puede que esta tendencia se intensifique. Indudablemente, esto dará lugar a un incremento de las disparidades y desigualdades en la sociedad.

Por otro lado, la crisis aumentará la desigualdad dentro de los países más pobres, así como el malestar social, y las vulnerabilidades ya existentes. De los 49 millones de personas en todo el mundo que podrían llegar a la pobreza extrema debido a la incidencia de la covid-19 según el Banco Mundial, 23 millones se encuentran en África Subsahariana.

Los países de Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Sudán y Nigeria podrían ser los más expuestos debido a un conjunto de deficiencias en los sistemas de salud, los conflictos armados, la existencia de campos de refugiados y la baja transparencia gubernamental, entre otras razones. Los países afectados por condiciones sociales y la inestabilidad política, así como escasez de alimentos o alta concentración de campos de refugiados serían los más afectados.

Salud

La pandemia ha puesto de relieve la gran fragilidad del sistema sanitario en gran parte de los países del África subsahariana. La falta de innovación y tecnología, la escasa disponibilidad de trajes de protección para los sanitarios, la falta de infraestructuras con capacidad para atender a todos los pacientes y la poca disponibilidad de profesionales con formación adecuada para enfrentar este desafío, son algunos de los hechos que constatan la necesidad de fortalecer el sistema sanitario y la urgencia de avanzar en innovación.

Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan es la infraestructura; si las camas UCI se han quedado cortas en los países desarrollados, ni qué decir tiene la situación a la que se ha enfrentado África. En Uganda, por ejemplo, había 55 camas UCI para una población de 42 millones de personas. De media, en África hay 1,2 camas de hospital por cada 1.000 personas, en comparación con Francia, que tiene 6,5, o Italia, 3,5. A esto se suma que millones de personas carecen de acceso a la atención médica, y otras muchas en países como Guinea, Gabón o Camerún tienen dificultades para disponer de agua potable con la que poder lavarse las manos con frecuencia, una de las medidas fundamentales para luchar contra el virus.

Quizá el factor más relevante en el ámbito sanitario sea la existencia de graves enfermedades que ya representaban un desafío para muchos países; es el caso del SIDA, la tuberculosis o la malaria, entre otras. Con el aumento de números de pacientes diagnosticados de covid, las instalaciones se han saturado y gran parte de pacientes con otras enfermedades se han visto gravemente afectados. En este sentido, otro de los grandes incidentes ocasionados por la pandemia ha sido la paralización y el retraso de la llegada de vacunas para hacer frente a dichas enfermedades, tan fundamentales para la sociedad africana.

Salta a la vista que la covid-19 ha incidido de manera muy diferente en las diferentes regiones del mundo, y que en el caso africano se necesita incidir en la resiliencia para desarrollarse y salir adelante, reduciendo la dependencia de flujos extranjeros para llevar a cabo sus actividades y conseguir una transformación productiva que fortalezca los sectores, haciéndolos más competitivos y eficientes y promoviendo el desarrollo digital y tecnológico. El apoyo internacional para todas estas medidas y para reducir el impacto de la covid-19 en esta región es de vital importancia.

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